La receta irrefutable para un desayuno glorioso

El correo de hoy va de confianza en uno mismo, de responsabilidad, y de libertad, que viene siendo todo lo mismo. Todo eso con la excusa del desayuno glorioso.
Te cuento:
 
Hoy estábamos desayunando en casa.
 
Hicimos tortitas de trigo sarraceno.
 
Y de relleno: manzana y plátano con canela y leche de coco, pasados por la sartén para calentarlo un poquito.
 
A la tortita le pusimos tahín.
 
Y me vino un pensamiento en plan:
 
Wow, que desayuno más rico, nutritivo, equilibrado.
 
Y enseguida me acordé que en unos minutos llegaría a casa una gran amiga.
 
Que por lo general, come todo crudo.
 
Jolín, qué guay ver esto. Pensé.
 
Porque eso de que el desayuno era nutritivo y equilibrado, no deja de ser un punto de vista.
 
Mi amiga no hubiera dicho lo mismo, si le hubiéramos preguntado.
 
Según lo veo, no hay UNA forma de comer adecuada para TODOS.
 
Yo llevo años experimentando en mí, porque el tema de la alimentación me interesa, y me ayuda a conocerme.
 
También he acompañado a personas que han querido usar el deseo de adelgazar para evolucionar.
 
Y cada vez veo que como en TODO, no hay fórmulas mágicas ni generales para cada ser humano.
 
Por lo tanto, la receta irrefutable para un desayuno glorioso solo puede salir de ti, aunque otros te podamos inspirar o dar ideas.
 
🔔CÓMO ME FUNCIONA A MÍ
 
A mí me encanta experimentar, más allá de las etiquetas, de lo que debería, de lo que dice tal experto o tal tradición.
 
Confío en que la mayor experta de mi vida soy yo, SI ES MI PROPÓSITO SERLO Y SI ESTOY ATENTA.
 
No es “gratis”.
 
Tiene un alto precio: la responsabilidad.
 
Y para mí, la responsabilidad es la otra cara de la libertad.
 
💡MOMENTO AUTORREFERENTE
 
Tanto en temas de alimentación, como de cualquier otra cosa, ¿Qué estás haciendo?
 
¿Escuchas, te lo crees, lo haces y si no te funciona es porque el otro estaba equivocado y te frustras?
 
Hmm… hay otra vía, y ya la sabes. Te la digo en casi cada publicación que hago.
 
Voy otra vez, y siento si soy demasiado cansina, pero lo veo útil.

Este es mi paso a paso:
 
1. lo escucho
2. me resuena
3. lo hago mío (o sea, ya no es lo que el otro me dijo, ahora es algo que viene de dentro, ya es mi responsabilidad)
4. lo experimento
5. si no me funciona, pues ya veré qué hago en cada caso, pero nunca echarle la culpa a nadie.
6. si me funciona, pues ya veré qué hago, pero tampoco fue gracias al otro, porque lo hice mío.
 
Nota: A ver, que no voy en plan “malagradecida” por la vida. Pero tengo la certeza de que nadie me va a salvar de nada (ni yo a nadie, por supuesto).
 
Agradezco infinitamente todas las fuentes, todas las inspiraciones, todo lo que llega a mí.
 
Pero la que lo hace aprovechable para evolucionar (o no) soy yo.
 
Y quizás esa misma enseñanza, a otra persona no le valdría de nada.
 
¿Me explico?

¿Te ha sido útil?

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Un abrazo,
Naylín

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