Una vez, un hombre de gran renombre se encontró en medio de una crisis de identidad.
Buscó respuestas en muchos sitios, pero no encontró ninguna que le satisficiera.
Su búsqueda de la verdad le llevó a los Himalayas, donde se decía que vivía un gurú de sabiduría inigualable.
Después de ocho largos años de búsqueda, finalmente lo encontró.
Con más de cien años, el gurú irradiaba una serenidad y sabiduría que el hombre nunca había visto antes.
El gurú, conmovido por la dedicación y los sacrificios del hombre, accedió a ayudarlo.
El hombre le preguntó al gurú_
– ¿Cuál es el significado de la vida?
Sin dudarlo, el gurú respondió:
– «La vida es un río sin fin».
El hombre se quedó atónito.
– ¿He viajado todo este camino solo para escuchar que la vida es un río sin fin?
El gurú, sorprendido por la reacción del hombre, se enfadó.
– «¿Quieres decir que no lo es?» preguntó.
El hombre se quedó sin palabras.
En ese momento, comprendió que el significado de la vida no es algo que se pueda encontrar en las palabras de otro.
Es algo que uno debe descubrir por sí mismo.
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Naylín