Yo creo que te debe haber pasado esto alguna vez y posiblemente una sensación agridulce te recorre cuando estás con este pensamiento: – Tengo que amarme a mí misma. Agridulce porque… Porque quizás en lo más profundo de ti lo que quieres es que te ame otro. Que sí, que está genial esto de no depender de nadie, de quererse y todo eso, pero joder, yo quiero que los demás también me quieran. Pero lo que escuchas por ahí muchas veces es que no demandes fuera lo que tú no te das dentro. Que te ames a ti misma. Y que ya lo demás vendrá. Pero no viene. ¿Qué pasa, tan mal lo estás haciendo? 🔔CÓMO ME FUNCIONA A MÍ A ver, no es que esté ni a favor ni en contra de esto de amarse a uno mismo. Lo que veo que puede ser una causa de sufrimiento imponerme algo que no estoy sintiendo. LO QUE SEA. O sea, si tú quieres que otros te amen, jolines, quieres que otros te amen y ya está. No te impongas no querer algo que quieres. Porque te estás rechazando a ti misma. Y eso no es quererte 🙂 Comprende cómo funciona tu mente. – Ah, ok, quiero que me quieran. No pasa nada por querer que me quieran. Está perfecto. El tema para mí NO está en lo que quiero o dejo de querer. Sino en el dolor que me causa que no esté pasando lo que quiero. O el dolor que me causa pensar que estoy queriendo algo que se supone que no debo querer. Porque alguien externo dijo que lo bueno para evolucionar era amarse a uno mismo. Ya sé que es un poco trabalenguas, pero lo puedes leer otra vez y sé que lo entenderás. Y si no, me puedes preguntar. 💡MOMENTO AUTORREFERENTE. ¿Quisieras amarte a ti misma por encima de todo, pero te das cuenta de que quieres otras cosas además? ¿Te lo estás negando? Te cuento lo que me comentó Katia, una clienta mía. Ella también estuvo mucho tiempo con la dualidad entre lo mejor para ella y para sus hijas, pensando que no podía tenerlo todo. Esto me comentó: Soy madre hace casi 10 años. Siempre he querido hacer lo mejor para mis hijas y lo mejor para mí. Pero siempre me había acompañado la sensación de que solo lograría una cosa u otra. Por más que me esforzaba no me acercaba a lograr lo mejor para ellas y para mí. Me convencí con el tiempo de que no había manera y de que debía escoger entre la felicidad plena de ellas o la mía. A veces coincidíamos en una felicidad común, pero la mayoría del tiempo lo sentía más bien como un sacrificio. Llegué a pensar que no las quería lo suficiente. Cuando tuve la oportunidad de hacer este camino de crecimiento y evolución con Naylín, lo primero que descubrí es que he buscado siempre fuera y todo estaba dentro. Que amo profundamente a mis hijas y no paré de luchar hasta encontrar soluciones, porque también me amo tanto a mí. Descubrí que sí puedo lograr lo mejor para todas y que la respuesta era tan sencilla como organizar mis prioridades, ser sincera conmigo misma y dejar de ser mi madre o mi abuela, dejar de arrastrar lo que fueron ellas para construir lo nuestro. Sé que es una evolución constante y que los premios son tantos que con solo 2 meses de acompañamiento he logrado reorganizar mi vida. ¿Te imaginas cómo será dentro de 2 años? Yo sí. Katia. Pues eso. Si quieres amarte y que otros te amen. Si quieres lo mejor para ti y lo mejor para otros. Lo que sea que quieras. Lo principal es que sepas qué quieres. Y no te conformes con menos. Todo se puede lograr. El límite está en tu mente. De esto hablo cada día en los emails que envío. Si tú también quieres recibirlo, puedes dejar tu correo electrónico debajo. Un abrazo, Naylín |
Amarme a mí misma?? Que me amen otros!
“Debo ser una sirena.
Me encantan las profundidades,
y no me suelo mover por la superficie”.